COLEGIO ALKOR

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Departamento de Orientación Psicopedagógica

miércoles, 12 de enero de 2011

Adolescentes

CUESTIONES PARA EL DEBATE

¿Cómo es un adolescente?
  • Los hábitos adquiridos con anterioridad van a ser muy importantes en la formación de hábitos constructivos y saludables en esta edad.
  • Buscan con más radicalidad el sentido del por qué y para qué vivir. Su razonamiento moral es esencialmente inductivo, basado en las experiencias vitales, por lo que los principales medios educativos serán el buen ejemplo, la reflexión y el diálogo.
  • Aparece la necesidad de sentirse útiles, de encontrar significado a lo que hacen.
  • Aunque traten de ponerse constantemente la máscara de superficialidad, se sienten insatisfechos cuando no responden con su vida a los principios y valores que la presiden.
  • Aumenta el interés por el sexo. Necesitan ser orientados sobre sus impulsos y tendencias, las finalidades de su despertar sexual, las relaciones con el otro sexo.
  • Perciben la necesidad de mejorar como amigos. Buscan a alguien que sepa comprender sus problemas, incertidumbres, ilusiones, entusiasmos y desánimos, que -aún siendo suyos- no comprenden.
  • Muestran un mayor interés por lo social.
  • Necesitan sentirse importantes, queridos, acogidos en los grupos y comprendidos.
  • Mayor preocupación por la imagen.
  • Vacilación en la propia identidad: son más susceptibles a lo que se piense de ellos.
  • Actitud crítica, con un pensamiento muy condicionado por los tópicos del entorno.
  • Deseos de libertad, pero a la vez con inseguridades y temores.
  • Inestabilidad emocional: sienten y viven con mayor intensidad.
Características de los padres con hijos adolescentes

  
a) Desde el punto de vista del desarrollo personal:
  • A algunos padres les cuesta reconocerlo, pero todos cometen errores,
  • Algunos padres se sientes frustrados y albergan sentimientos de culpa por sus hipotéticos errores pero estos son inevitables y necesarios y, salvo ciertas excepciones, no revisten tanta importancia como les dan.
  • Esta frustración y el sentimiento de culpa les lleva a muchos a mostrarse beligerantes y autoritarios; y otros, prefieren “tirar la toalla”.
  • Algunos padres no toleran el error, la rebeldía o la debilidad de los hijos como si lo acertado y correcto ante sus ojos fuese lo único que les ayudará a crecer y madurar… También lo equivocado y lo imperfecto es necesario a veces para forjar una identidad responsable y saludable.
  • No existen padres perfectos, pero los adolescentes no necesitan que sus padres sean así, basta con que ocupen su lugar y ejerzan su misión con determinación, asumiendo que, a veces, lo harán bien; otras, regular, y en ocasiones, mal. Y, en el fondo, será bueno.
  • Otros padres, “construyen desde el amor”, independientemente de su nivel socioeconómico y cultural. Después de un primer impacto natural y necesario de oposición y confrontación se dan cuenta de que no es posible edificar nada estable sobre las ruinas de lo que ha sido demolido, sino sobre los cimientos de la comprensión, la confianza, el perdón, la gratitud y el reconocimiento.
b) Desde la óptica sociológica:
  • Hay cierta tendencia a pensar que los problemas los tienen o los provocan los otros: “ mi hija es una buena chica, no hay nada de malo en que se divierta. El problema aparece cuando se junta con demasiada gente”.
  • La presión social y las modas también influyen en los padres: en ocasiones los padres temen imponer normas que hagan a sus hijos diferentes “ no me parece bien lo que hacen, pero como salen todos sus amigos no quiero que parezca un bicho raro”, o que les hagan aparecer a ellos como personas autoritarias.
  • Muestran una actitud permisiva ante su falta de decisión para afrontar el problema: “ que tengan lo que nosotros no tuvimos (libertad, dinero, etc.), no hay nada de malo en que se diviertan”. Los padres son muchas veces conscientes de los problemas que tanto a nivel social (ruidos, atascos, suciedad, etc.) como doméstico (noches de vigilia paterna, cambios en los horarios de ciertas actividades familiares, etc.) provoca “la cultura de la diversión”, pero se dicen que al fin y al cabo son sus propios hijos y que difícilmente pueden ejercer presión social para buscar una solución al fenómeno si no están en condiciones de manejar el problema en su propia casa.
  • Muchos padres son conscientes de que no les dedican a sus hijos el tiempo suficiente para interesarse por su vida cotidiana e intentan suplirlo con otro tipo de atenciones (dinero, excesiva flexibilidad en las normas, etc).
  • Algunos padres delegan su responsabilidad en la educación de sus hijos y exigen a otras instituciones (la escuela, la policía, etc.) que resuelvan el problema. Padres, que se muestran incapaces de imponer un horario razonable a sus hijos cuando salen de casa o de evitar que tomen bebidas alcohólicas, pretenden que el ayuntamiento o la policía controlen “el fenómeno de masas”.

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